miércoles, 6 de agosto de 2014

MISERIAS AL AIRE

Una de las cosas que más odio de la televisión, son los programas denominados "realitys"... Si nos ceñimos a las más estricta traducción de la palabra (realidad), nos encontramos con una gran paradoja: Si tan "reales" son esos programas, ¿porqué parecen tan falsos? Para mí no son más que oportunidades que le dan a la gente de a pie para mostrar sus miserias a la audiencia necesitada de morbo...

Primero están los programas que hacen reportaje de algún circulo social marginal. Ahí va el equipo de periodistas que quieren aparentar que se juegan la vida por hacer ese programa/documental: "Aquí estamos, en el barrio de -cualquiersitio-, donde domina la pobreza y la delincuencia, el paro es del 5000% y las familias se ven obligadas a mendigar o, incluso, a cosas peores". Entonces se topan, como de sopresa, con un paisano del barrio que hace como que se sorprende de la llegada de la tele; aunque luego se vea que ha llamado a su mujer, hijos, amigos, compañeros de poblado y a su tía de Murcia para que salgan saludando a su espalda. Además, normalmente suele ser una persona con pocas luces (vamos, que buscan al tonto del pueblo) que suele acabar como pasto de otros programas de zapping.

Otro tipo de programas son los que se presentan chicos cachitas y chicas espectaculares, jóvenes, guapos y con pocos estudios que, con la excusa de que van buscando el amor, se dedican a lucir palmito por el plató y a despellejar al resto de participantes. Como era de esperar, casi todos estos chicos y chicas suelen acabar solteros y dedicándose a otras cosas: son relaciones públicas de discotecas, hacen el ridículo en otros programas, enseñan sus tetas recién operadas en revistas...

Acompañando a estos chicos y chicas, ponen a pseudo-famosillos para aconsejarles sobre amoríos; todo muy acertado porque suelen ser gente que se ha casado mil veces, se ha pasado por la piedra a medio país o son homosexuales... Vamos, ¡unos auténticos eruditos de las relaciones! También hay un público cuidadosamente elegido para este tipo de programas: gente sin pelos en la lengua ni vergüenza ninguna que ponen a parir a todo el que pasa por allí. Y todo esto moderado por una presentadora que, sin duda, es la que mejor se lo pasa; yo creo que debe cobrar mucho dinero o directamente no tiene estómago para presentar el programa...

Y finalmente quisiera hacer una pequeña mención a los auténticos realitys. A esos que se regodean mostrando el día a día de famosos (o no famosos) venidos a menos y ganan audiencia demostrando el nivel cultural de este país...

En fin... ¡Mostrando miserias humanas!

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