martes, 3 de junio de 2014

EXCURSIÓN A IKEA

Se ha cumplido el primer año desde que me dieron las llaves de mi casa. Mi casa en propiedad... Tantos años persiguiendo ese sueño y resulta que ya ha pasado un año desde que lo conseguí. Se me va la vida...

Lo primero que haces cuando consigues tu propia casa es ir a Ikea. Bueno, en realidad es lo segundo que haces, porque lo primero es sacar una foto de las llaves para mandársela por whatsapp a todos tus amigos/conocidos para que lo vean: "¡ya soy propietario!!". Por lo cual te conviertes en carne de cañón para que te contesten: "te doy el pésame por casarte con el banco", "¿para cuándo la inauguración?" y cosas similares...

Pero no te importa nada, tú estás exultante. Sí, es verdad que te has comprometido con el banco para taitantos años (que ni siquiera sabes cuantos son porque no has vivido tanto...); pero en ese momento no te importa nada, ya tendrás tiempo de deprimirte por eso...

Una casa vacía es enorme y caben un montón de cosas muy caras; por lo que, sabiamente, decides ir a Ikea a por muebles baratos que te puedas montar tú mismo. Te vienes arriba y piensas; "con un destornillador y cuatro tornillos Estronjol, me monto mi casita como un campeón".

Bueno, pues resulta que ir a Ikea es toda una aventura. En mi caso tengo que preparar una excursión en toda regla porque aquí, en Mordor, pues no hay; así que me tengo que meter 200 Km para llegar. S. y yo nos tomamos el día Ikea como si fueran unas vacaciones: "vamos prontito, comemos, y así tenemos toooda la tarde para mirar y comprar". Y así lo hicimos...

Una vez en Ikea y después de habernos comido unas extrañas albóndigas suecas, que sabe Dios de qué estarán hechas, con mermelada de arándanos (ahora me explico por qué Suecia tiene el mayor indice de suicidios del mundo); nos metemos en faena, lápiz en mano... Ikea está muy bien pensado para que no te puedas ir sin mirarlo todo. Es más, si andas un poco despistado, te pierdes por el laberinto y no vuelves a salir jamás (cualquier día se encuentran una momia de un señor de Albacete que buscaba una estantería). Todo está organizado por habitaciones en la planta de arriba: cocinas, baños, dormitorios, etc. También hay una sección que te hace sentir bien: ¡¡la de las casas en miniatura!!! En Ikea están especialmente orgullosos de meter todo el mobiliario de una casa en 25 metros cuadrados... "pensaba que mi casa era diminuta, pero comparado con esta, ¡es la Zarzuela!".

Una vez que has sobrevivido al laberinto de la planta de arriba, bajas y eso es otro mundo: entras en la zona de complementos. Con complementos me refiero a todas las chorradas que puedan caber en tu casa y valgan menos de 10€... Cosas que esperas encontrar: Vasos, platos, manteles, cortinas, sartenes, ropa de cama (sí, ahora se llama así, en mis tiempos eran sábanas)... Y cosas realmente inauditas que sabes que no sirven para nada pero que igualmente vas a comprar: Un bambú, bolsas de cebolla deshidratada, zapatillas de casa, un rollo de papel pegajoso para quitar los pelos del gato...

Cuando te quieres dar cuenta llevas un carro de la compra que no le cabe un alfiler y una lista de códigos de los muebles que vas a comprar para recogerlos en el almacén. Porque ese es la última y más siniestra sección de Ikea: el almacén de recogida de muebles. Básicamente es una nave industrial llena de estanterías numeradas donde están los paquetes con tus muebles desmontados y que tienes que coger tú mismo. Y como buena ley de Murphy que se precie, el mueble que has elegido no está en las estanterías de abajo, no... ¡Está arriba del todo y el paquete pesa como un muerto!

Una vez pagado todo, te das cuenta de que Ikea no es tan barato porque te has comprado un montón de idioteces que no te sirven para nada y que te han subido el precio (aunque, siendo honesto, el idiota eres tú por comprarte todas esa cosas). Así que metes toda tu compra en el coche y te vuelves a meter los 200 Km. de vuelta a casa rezando para que los amortiguadores del coche no se declaren en huelga por el sobrepeso...

Muy bien, cuando has vuelto de tu excursión pro-ahorro a Ikea te das cuenta que entre el gasto de gasolina, peajes, la comida, los muebles, el millón de chorradas inservibles y lo que te va a costar montar ese montón de tablones que tienes en el suelo no compensa y la próxima vez te comprarás un mueble en una tienda de tu ciudad... ¡Y que te lo monten ellos!

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