martes, 24 de junio de 2014

EL RETORNO

Bueno, pues ya está... Ya he vuelto de las vacaciones... (Aquí iría un emoticono con carita de pena). Han sido unas vacaciones geniales en las que he cumplido con creces el propósito con el que iba: descansar y desconectar. Pero sé que me echabais de menos y ¡aquí estoy de nuevo con mis tonterías!

Cuando S. y yo llegamos al hotel, automáticamente, bajamos la media de edad de los clientes unos diez años. Toda una horda de Imsersos habían hecho suyo el hotel y alrededores; pero ahí estábamos nosotros para volver a dar vida a los pobres animadores del hotel, que estaban desesperados y hartos de bailar pasodobles y de jugar a la petanca con los septuagenarios... Rompo una lanza en favor de los animadores de hotel que, sin duda alguna, hacen una labor fantástica. Eso sí que es vocación: no es fácil hacer una Imserso-conga al ritmo de "El chacachá del tren".

El estar rodeado de gente mayor en un hotel con buffet libre es toda una experiencia para los sentidos. Puedes verlos haciendo cola 10 minutos antes de abrir el restaurante y entrar en él como si no hubiera un mañana. O también colmando los platos haciendo "copete" con cosas que, probablemente, no se van a comer... Pero lo mejor de todo es escuchar a una señora, tumbada en una hamaca de la piscina, decir: "Ya le he dicho al camarero que estoy indignada porque no hay gambas a la plancha ni churros en el buffet". Señora... es un hotel de tres estrellas, ¡no el Waldorf Astoria!

En estas vacaciones hicimos dos excursiones: una a Port Aventura, en la que no nos encontramos a las niñas sinceras, pero sí que un chaval de unos quince años me dijo: "perdone Señor, ¿me puede dar la hora?". ¿Señor? ¿Cómo que señor? ¿En qué momento de la vida pasas a ser "un señor"?. Y la otra a un aquapark. En éste último, lejos de bajar la media de edad... ¡la subimos unos cuantos años! Porque nos tocó el fin de curso de todos los colegios de España y estaban todos allí. La verdad es que me lo pasé como un niño (nunca había ido a un parque acuático), así que tampoco desentoné mucho... Un consejo: si sois hombres y os vais a tirar por un tobogán grande en el que se coja mucha velocidad, ¡cruzad las piernas! (Experiencia propia).

Pues nada, aquí estoy, con mi moreno playero delante de mi ordenador del trabajo contando los días que me quedan para las próximas vacaciones... ¡Socorro, más de 30!

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