lunes, 15 de septiembre de 2014

BENDITA INFANCIA

Situación 1:
     Sábado, sobre las 8 de la tarde, sentado en una silla de madera en una plaza llena de gente. Rodeado de niños...
Desarrollo 1 (conversación):
     - ¿Cómo se llama eso que tocas?
     - Clavicordio.
     - ¿Cómooooo?
     - Es un clavicordio... ¿No sabes lo qué es?
     - No, pero ese nombre parece de gato de bruja (increíble asociación de una mente infantil).
     - ¿Así le llamarías a tu gato?
     - No, porque yo no soy una bruja (respuesta evidente, se la puse en bandeja).
     - Que noooo... En realidad es un trombón de varas.
     - Ahhhh, ya lo sabía!!! ¿Y cuesta mucho dinero?
     - Más que tú
     - Halaaaa... Más que yo no porque yo cuesto la vida.
     Me dejó sin palabras...

Situación 2:
     Mismo sábado, como diez minutos más tarde, sentado en la misma silla. Tocando los últimos temas...
Desarrollo 2:
     Un niño de rasgos orientales se sienta en el suelo con el bello propósito (o eso creía yo) de escuchar la música. Pienso: "que niño  más mono"... De pronto, no se le ocurre mejor cosa al niño que tirarnos chinitas del suelo. Que pasa, ¿que no había unos padres con ese niño?

En fin, como ya escribí en otra ocasión, bendita infancia...

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